IPFS Ricardo Valenzuela

Reflexiones Libertarias

Ricardo Valenzuela

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EL PALIDO CABALLO

REFLEXIONES LIBERTARIAS
EL PÁLIDO CABALLO

Ricardo Valenzuela

“Y al mirar observaba un pálido caballo: y su carta de presentación era muerte, y el infierno llegaba con él.”Y el gran poder le fue concedido sobre una cuarta parte de la tierra, para matar con su espada, con la hambruna, con la muerte misma, y con todas las bestias de la tierra.
 

                                Revelaciones 6:8

La semana pasada las bolsas de valores alrededor del mundo fueron golpeadas con la fuerza de un Tsunami cuando, una ola de pánico provocaba agitadas ventas en cascada de todo tipo de papeles en lo que el Secretario del Tesoro de los EU, Hank Paulson, definiera como una enérgica llamada de atención para los inversionistas de todo el planeta.

En los EU, el Dow Jones tuvo que soportar la semana de pérdidas más graves desde el colado de Octubre del 2002, y Londres vio esfumarse la totalidad de las ganancias generadas este año. Pero la cimitarra del pánico continuaba su gira por los países asiáticos produciendo sus debacles mientras que, en su escala europea, provocaba ventas masivas de papel corporativo representando tanto deuda como patrimonio en los libros de empresas cotizadas.

El Tsunami coronaban la semana atestiguando la forma en que los agentes bursátiles, al navegar por los océanos de los mercados, despertaban ante lo que se ha descrito como graves y crecientes problemas en los recintos cotizantes de la deuda propiedad de empresas mundiales. El momento más dramático de la semana, se presentaba el jueves cuando cierta información delataba cómo los bancos se habían visto obligados a retirar las ofertas de bonos, con los que se pensaba financiar adquisiciones apalancadas.

Sumándose al problema, Chraysler informaba de su impotencia al activar demanda para un paquete de su deuda con valor de 12 Billones de dólares. Al día siguiente, otro de los consentidos de los mercados de deuda, Alliance Boots, informaba cómo su paquete de bonos, con etiqueta por 8 billones de dólares, permanecía triste y solitario en los estados financieros de bancos promotores pero sin compradores.

Los temores de las expectativas racionales, con rapidez emergían acompañando al rumor anunciando el final de una era cuando las operaciones de compras apalancadas, recibían los santos oleos consecuencia de la enfermedad desatada por el virus que ataca los mercados hipotecarios de los EU.

Paulson lo señalaba declarando que ambos mercados, hipotecario y compras apalancadas, habían sido abusados en lo que describía como graves excesos. “Pienso, sin lugar a dudas, podemos usar mucho más disciplina en estos mercados. Estamos atestiguando una revalorización del elemento riesgo, y ello nos está conduciendo a ciertos ajustes en el mercado. Pero, por otro lado, es muy saludable el proceso iniciado para establecer el nuevo precio del riesgo,” terminaba Paulson su declaración.

El caos que en estos momentos viven las compañías hipotecarias, es la representación clásica de la creativa destrucción de los mercados y, según expertos, premonición de algo más grave asechando en el futuro. Pasan luego para afirmar el colado de las fuerzas asistiendo al mercado, tomará mucho más tiempo de lo que se piensa para poder luego transitar de forma normal por el recinto de la economía

Para contribuir a la confusión reinante, el viernes se daba a conocer el fuerte resurgir de la economía de los EU la cual, en el segundo trimestre, reporta un crecimiento del 3.4%. La expansión de los negocios neutralizó la baja en los gastos del consumidor que pareciera agotado. Las empresas americanas, en un clásico desplante del Suply-Side eononomics, toman el timón de la economía para catapultar su producción pues hay que recordar: La oferta, luego de un tiempo razonable después de activada, provoca su propia demanda rompiendo el “equilibrio perfecto.”

Pero ¿cual es el significado y la lectura para México de este panorama?

Mientras el presidente Calderón trata desesperadamente de avanzar su agenda “reformatoria” ante el mismo congreso de cavernícolas, el mundo se sacude, vía los mercados financieros, para ajustarse a la nueva revolución que lo ha cubierto ya durante los últimos 25 años: La revolución de la tecnología y la información. Una revolución que se devela liberando a las sociedades y debilitando al hercúleo estado gestado durante el siglo pasado por infinidad de tiranos.

Para entender el significado de estos acontecimientos, el record del último milenio no es suficiente. De un mundo en el cual los reinos e imperios eran común denominador, nos hemos convertido en naciones-estados, algunos más ricos que otros. De cientos de millones de seres humanos, nos hemos convertido en más de 6 billones de habitantes en el planeta. De trabajar con modestas herramientas y rudimentarios métodos, nos convertimos en amos de las grandes maquinas y de ciertas fuerzas invisibles. Haciendo a un lado la magia y la superstición, hemos transitado de la observación inteligente a un enorme cuerpo de conocimiento científico que constantemente genera un flujo de prácticas y útiles aplicaciones.   

México no cabalgó en la verde pradera de la libertad descrita por Adam Smith como, El Progreso Natural de la Opulencia, en un nuevo estadio en el cual, aun el pobre progresa y lo podemos medir por todos los ángulos que sean medibles. México se quedó petrificado en su estado feudal, estatista y post revolucionario y, ahora, si pretende abordar el aspirado buque de la modernidad, debe dar un salto de kinder a los planteles universitarios y además, no tiene mucho tiempo, tampoco herramientas para aguantar lo que las aves de mal agüero pronostican.

Y es que sufrimos de asimetría que se columpia entre nuestro conocimiento de lo natural y el conocimiento del hombre, entre nuestra conciencia externa y nuestra ignorancia interna. Es por eso que atestiguamos violentos ataques en contra del beneficio del conocimiento tecnológico y científico. La razón es que las aves de mal agüero, al no poder montar el pálido caballo, dan prioridad a sus bellos sentimientos sobre conocimientos y ante el paraíso perdido y no encontrado, las actitudes viajan desde coraje y decepción, hasta temor y resentimiento de parte de esos frustrados seculares y sus organizaciones “progresistas.”

Casi un siglo de cultivar la mente con el antimercado, antiganancias y el privilegio de los miembros de “la familia,” han fuertemente enraizado nuestras fatales actitudes en contra de la libertad y autosuficiencia, cuando piadosamente rezamos en el altar del Estado. En lugar de abrazar la modernidad que inunda al mundo, con obstinada terquedad continuamos hablando de la “lucha contra la pobreza” sin entender la guerra más eficiente se debe de librar en nuestro interior. Los mexicanos somos pobres porque interiormente estamos en quiebra esperando las soluciones de parte del Estado.

 Y el pálido caballo aparece en el horizonte con su olor a muerte.

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