IPFS Ricardo Valenzuela

Reflexiones Libertarias

Ricardo Valenzuela

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LA PASION DEL PEJECRISTO

REFLEXIONES LIBERTARIAS

LA PASION DEL PEJECRISTO

Ricardo Valenzuela

Si tuviéramos el poder de transportarnos a un lejano futuro, seríamos testigos de la infinita cantidad de análisis que se llevarán a cabo del singular proceso político que hemos transitado las últimas semanas. Han sido tantos los elementos recurrentes a este potaje que, los politólogos profesionales, después de tratar el descifrarlo, frustrados procederán a rascarse la cabeza y abandonar la tarea.

Sin embargo, la fase de esta tragicomedia que haría hervir de envidia al mismo Shakespeare, es la metamorfosis que ha develado al hombre más famoso de México, AMLO. Pero también impresionante ha sido, la conducta de los adoradores de nuestra novedosa ave de las tempestades. Afectados por una enfermedad cuyo síntoma se manifiesta con el apagón de todas las habitaciones del cerebro, han dejado en operación solo el parietal izquierdo que mira hacia una dirección, la consagración de su sacerdote al precio que sea.

Pero la parte más interesante de esta aventura, ha sido la pasión que ha protagonizado nuestro Cristo tabasqueño con su vía crucis ejecutado en pleno Reforma. Hago esta afirmación puesto que, ha sido el mismo AMLO quien, de forma subliminal y no tanto, se compara con el salvador de la humanidad al definirse como indestructible, purificador de lo que toca y el tejedor de milagros, especialmente ante los intentos de la PGR para hacerlo respetar la ley. Pero además, milagrosamente camina sobre el mar de caca de los Imaz, Bejaranos y Padiernas sin tan siquiera ensuciar las suelas de sus zapatos.

El transito de esta metamorfosis se inicia cuando nuestro Mesías tropical, calificado por las encuestas como el campeón sin retador, un gallo a quien era imposible quitarle una pluma, el ser iluminado de Tabasco, asumía una actitud similar a la de un Mohamed Alí en sus días de gloria infinita cuando, convencido no existía en esta galaxia quien lo pudiera vencer, se dedicaba a mofarse de sus posibles adversarios e, inclusive, se daba a bautizarlos con insultantes sobrenombres como El Oso Feo, el Gorila de Manila.

La seguridad de AMLO era tal que, embriagado de soberbia ante lo que consideraba antesala de su victoria, con temeridad sin medida se dio a cruzar líneas peligrosas cuando, entre otras cosas, con histeria le ordenara al presidente; "cállate chachalaca."Después, convirtiéndose en juez, jurado y verdugo, condenara gente como fue el caso del ex banquero Roberto Hernández a quien, mediante agresivas amenazas, le ordenaba abandonar el país para evadir el castigo de su rabia presidencial. Luego, con afilado látigo en mano, amenazaba con expulsar a los mercaderes del Fobaproa y de todos los templos paganos.

Pero, cuando las encuestas le sirvieran la factura de sus conductas, se inicia la segunda fase de su transformación: Una total negación de la realidad y el pincelado de un hombre que, cegado por la soberbia, era conducido hacia un estado de esquizofrenia mezclado con paranoia, provocando denunciara una conflagración mundial en su contra más sofisticada que la persecución de los judíos, o la caza de nazis de Simon Wisenthal.

Esa segunda fase, me llevó a recordar la pelea del mal logrado Salvador Sánchez, contra el campeón mundial, Wilfredo Gómez. Cuando las apuestas favorecían 10 a 1 al campeón, éste multiplicaba su conocida arrogancia y al dar inicio el encuentro, exhibiendo su conocida sonrisa burlona, telegrafiaba la paliza que aguardaba al mexicano. Pero cuando, en el primer intercambio de golpes, Salvador lo conecta con tremendo gancho para enviarlo a la lona, fue tal la sorpresa del Wilfredo que, sin haber preparado alternativas, nunca se recuperaría para perder la pelea y el campeonato.

Sin embargo, AMLO, a diferencia de Wilfredo, después sufrir el impacto de las encuestas, corregía su estilo exhibiendo una nueva forma de esgrima que, si bien lo regresaba a la pelea, se develaba como algo actuado, pero definitivamente efectivo. Pero la corrección importante se daría cuando, después de haber rehuido el cambio de golpes en los rounds preliminares, se presenta al debate y asumiendo el estilo de peleador callejero, conecta golpes bajos a su rival lo cual, ante un auditorio amante de marrullerías, le da resultados en la puntuación.

Cuando las tarjetas de los jueces, vertidas en encuestas, una vez mas mostraban ventaja frente a sus rivales, regresaba a su soberbia actitud totalmente seguro de la victoria y, por lo mismo, al igual que Wilfredo Gómez, no elaboraba planes de contingencia ante algún inesperado gancho. Es decir, una pelea reñida y muy pareja, normalmente se decide en los últimos rounds, pero si uno de los contendientes considera tenerla ganada, ahí es cuando la pierde.

Hacia mitad de la jornada, AMLO, antes de que los jueces emitieran el veredicto, ahora haciendo uso del descontón, organizaba la celebración de su victoria. Es cuando recibe información de lo cerrado del evento arrojando una puntuación que, aunque preliminar, emergía muy pareja haciendo imposible el declarar un ganador, y ante ello inicia la tercera etapa. Sin esperar las tarjetas calificadoras, de inmediato se declara vencedor pero, además, por decisión unánime citando 500,000 votos a su favor.

Cuando los jueces presentan su contabilidad para declararlo derrotado por decisión dividida, emerge la cuarta etapa develando un hombre contagiado por una rabia sin control quien, totalmente fuera de sus cabales acusa; “fraude, robo, jueces vendidos, observadores ineptos, partidarios también vendidos, instituciones corruptas.” Pasa luego a rechazar el veredicto y, legislando desde su casa estilo Santana, amenazante exige se califique de nuevo la pelea, las veces que sea necesario, hasta que el conteo finalmente le reditúe la victoria.

A partir de esos momentos, inicia un proceso acelerado que lo ha sumergido, aun más profundamente, en el mar de la esquizofrenia descalificando a los tribunales federales, para luego definirse como “purificador de las instituciones que no estén de acuerdo con él.” Es decir, México se ha convertido en Sodoma—Gomorra y solamente un ser celestial de su calibre, puede lograr su purificación. Si después de esta larga pasión de nuestro moderno salvador, no se le entrega la tarea purificadora del país construyéndole su templo, amenaza con utilizar toda su furia para, al igual que Sodoma y Gomorra, sepultar a México bajo la lava de su locura.

“Yo le digo no seas tonto, ya no le hagas mas al loco, la muchacha, no te quiere. Pero ahora ataca al Trife, porque siente es poderoso, el Mesías milagroso, pues Camacho lo bendice.”

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